Guillermo Carey era un zapatero remendón antes de ser misionero. Era cristiano, conocía “La Gran Comisión” y la sentía: por lo mismo anhelaba vehementemente que alguien llevara el evangelio a los paganos que vivían en lejanas tierras donde no se había predicado. Tanto era su interés misionero a favor de esos países, que enfrente de su banco de trabajo puso un mapa en el cual los veía con frecuencia, y con tristeza pensaba que en ellos no se habían predicado “Las Buenas Nuevas de Salvación”. Después de haber estado durante algún tiempo en comunión con Dios, y de comprender que Dios quería que él fuera, decidió ir, y fue. Pero siguió componiendo zapatos para sostenerse y al mismo tiempo predicar el evangelio y solía decir a algunas personas: “Mi negocio es servir a Dios; y compongo zapatos para pagar los gastos que se originan de ese negocio”.
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viernes, 12 de julio de 2024
REMENDABA ZAPATOS PARA HACER OBRA MISIONERA
Guillermo Carey era un zapatero remendón antes de ser misionero. Era cristiano, conocía “La Gran Comisión” y la sentía: por lo mismo anhelaba vehementemente que alguien llevara el evangelio a los paganos que vivían en lejanas tierras donde no se había predicado. Tanto era su interés misionero a favor de esos países, que enfrente de su banco de trabajo puso un mapa en el cual los veía con frecuencia, y con tristeza pensaba que en ellos no se habían predicado “Las Buenas Nuevas de Salvación”. Después de haber estado durante algún tiempo en comunión con Dios, y de comprender que Dios quería que él fuera, decidió ir, y fue. Pero siguió componiendo zapatos para sostenerse y al mismo tiempo predicar el evangelio y solía decir a algunas personas: “Mi negocio es servir a Dios; y compongo zapatos para pagar los gastos que se originan de ese negocio”.
LA ZORRA Y EL COCODRILO
Discutían un día la zorra y el cocodrilo sobre la nobleza de sus antepasados. Por largo rato habló el cocodrilo acerca de la alcurnia de sus ancestros, y terminó por decir que sus padres habían llegado a ser los guardianes del gimnasio.-- No es necesario que me lo digas -- replicó la zorra --; las cualidades de tu piel demuestran muy bien que desde hace muchos años te dedicas a los ejercicios de gimnasia. Recuerda siempre que lo que bien se ve, no se puede ocultar con la mentira. Fábula de Esopo