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viernes, 12 de julio de 2024

REMENDABA ZAPATOS PARA HACER OBRA MISIONERA


Guillermo Carey era un zapatero remendón antes de ser misionero.  Era cristiano, conocía “La Gran Comisión” y la sentía: por lo mismo anhelaba vehementemente que alguien llevara el evangelio a los paganos que vivían en lejanas tierras donde no se había predicado.  Tanto era su interés misionero a favor de esos países, que enfrente de su banco de trabajo puso un mapa en el cual los veía con frecuencia, y con tristeza pensaba que en ellos no se habían predicado “Las Buenas Nuevas de Salvación”.   Después de haber estado durante algún tiempo en comunión con Dios, y de comprender que Dios quería que él fuera, decidió ir, y fue.  Pero siguió componiendo zapatos para sostenerse y al mismo tiempo predicar el evangelio y solía decir a algunas personas: “Mi negocio es servir a Dios; y compongo zapatos para pagar los gastos que se originan de ese negocio”.

LA ZORRA Y EL COCODRILO


Discutían un día la zorra y el cocodrilo sobre la nobleza de sus antepasados. Por largo rato habló el cocodrilo acerca de la alcurnia de sus ancestros, y terminó por decir que sus padres habían llegado a ser los guardianes del gimnasio.-- No es necesario que me lo digas -- replicó la zorra --; las cualidades de tu piel demuestran  muy bien que desde hace muchos años te dedicas a los ejercicios de gimnasia. Recuerda siempre que lo que bien se ve, no se puede ocultar con la mentira.  Fábula de Esopo

viernes, 25 de agosto de 2023

LA BECERRA DEL SEÑOR

 

Martyn Lloyd-Jones relató una historia acerca de un granjero que entró en su casa un día para informar a su esposa y familia de unas buenas noticias. "La vaca acaba de dar a luz a dos becerras - una blanca y la otra roja." Continuó diciendo, "Debemos de dedicar por lo menos una de estas becerras al Señor. Criaremos a las dos juntas y cuando viene el momento oportuno, venderemos la una y nos quedaremos con la ganancia y venderemos la otra y entregaremos la ganancia de esta a la obra del Señor.

Al escuchar esto su esposa le pregunta, "¿Y cuál de las dos dedicaremos al Señor?" El esposo le contestó diciendo, "No hay que preocuparnos con ese detalle ahora. Trataremos a las dos de la misma manera, y cuando llegue el tiempo de hacerlo, decidiré yo cuál de las dos es la de Dios.

Unos días después de esta plática, entró el granjero en la cocina con una cara bien triste. "¿Qué pasó?", preguntó su esposa. "Tengo malas noticias", dijo el granjero. "Murió la becerra del Señor". "Pero espera", dice su esposa. "Tu nunca decidiste cual de las dos becerras era la del Señor". "Si lo hice", dijo el granjero. "Decidí que la becerra de Dios era la blanca, y la blanca murió. ¡La becerra del Señor está muerta!". Martyn Lloyd-Jones


CONFIANZA EN NUESTRO DIOS VIGILANTE

 

Se cuenta que en cierta ocasión una pobre mujer demandaba del sultán de Turquía una indemnización por la pérdida de su propiedad.--¿Cómo la perdiste? –se le preguntó--Me dormí y los ladrones vinieron y me robaron.--Pero ¿Por qué te dormiste? –le preguntó el sultán.--Me dormí, porque creí que vos estabais despierto.

Al sultán le agradó aquella respuesta y la confianza que en su gobierno expresaba, y ordenó que se le pagase lo que había perdido.

Se espera que los gobiernos humanos vigilasen en interés de sus gobernadores; pero multitud de veces fracasan.No así el gobierno de Dios. Jamás duerme. 


jueves, 24 de agosto de 2023

LAS RANAS Y EL HOYO


 
Un grupo de ranas iba atravesando un bosque y dos de ellas cayeron en un hoyo muy profundo, el resto de las ranas se reunieron alrededor del hoyo y al ver que este era muy profundo, les dijeron a las dos ranas que se dieran por muertas. 

Las dos ranas ignoraron los comentarios y trataron de saltar con todas sus fuerzas para salir del hoyo, mientras  que las demás continuaban diciéndoles que se detuvieran, que se dieran por muertas. 

Finalmente, una de las ranas se dio por vencida, haciendo caso a las demás, se dejó caer al suelo y murió. 

La otra rana continuó saltando tan fuerte como pudo, mientras que las otras ranas le gritaban que no sufriera intentando salir y que se dejara morir, la rana saltaba más y más fuerte, hasta que logro salir. "Esta rana era sorda", por eso, ella había pensado en todo momento que sus compañeras le animaban a salir. La historia nos enseña dos lecciones: Nuestra boca tiene el poder de la vida y la muerte, una palabra de aliento a alguien que esta pasando por un mal momento puede reanimarlo y ayudarlo a salir adelante. Una palabra destructiva puede ser lo único que se necesite para matarlo. 

Seamos cuidadosos con lo que decimos. Que tu boca siempre tenga una palabra de aliento para todos aquellos que cruzan tu camino. Echále ganas y mucho ánimo..!!  Bernabé Sánchez


ES NECESARIO ALENTAR A LOS DEMÁS

 

Si no podemos estar personalmente en la batalla, no debemos desalentar a los que están combatiendo. Un jefe de tribu de los escoceses cayó en la batalla de Sheriff-Muir. Cuando sus soldados vieron caer al jefe, vacilaron un momento, dando una gran ventaja por ello al enemigo.  

El viejo caudillo al ver lo que acontecía, se incorporó y aunque la sangre manaba de sus heridas, gritó: --No estoy muerto, hijos míos.  Os estoy mirando, y espero que cada uno cumpla con su deber. Estas palabras sirvieron de estímulo a los soldados, llevándolos a hacer esfuerzos casi sobrehumanos. 

Así, cuando nuestras fuerzas flaquean y nuestros corazones están apesadumbrados, el Capitán nos dice: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Por D.L. Moody  


EL ÁGUILA Y LA TORMENTA

 

¿Sabías que un águila sabe cuando una tormenta se acerca mucho antes de que empiece?

El águila volará a un sitio alto para esperar los vientos que vendrán.  Cuando pega la tormenta, coloca sus alas para que el viento las agarre y le lleve por encima de la tormenta.  Mientras que la tormenta este destrozando abajo, el águila vuela por encima de ella.El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para levantarse más alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta.  

Cuando las tormentas de vida nos vienen – Y todos nosotros vamos a pasar por ello - Podemos levantarnos por encima poniendo nuestras mentes y nuestra fe hacia Dios.Las tormentas no tiene que pasar sobre nosotros. Podemos dejar que el poder de Dios nos levante por encima de ellas.  Dios nos permite ir con el viento de la tormenta que trae enfermedad, tragedia, y demás cosas en nuestras vidas.  



Podemos volar sobre la tormenta.Recuerda, no son los pesos de la vida que nos lleva hacia abajo, sino el como los manejamos.La Biblia dice, Isaías 40:31 – "pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán."